jueves, diciembre 13, 2007

LOS CUATRO JUGUETES


Era un soldado mecánico. Se le ponía en pie, se le daba cuerda y marchaba marcando el paso:
Un, dos... papa y arroz...
un, dos...
¡Qué bonito era!. Su uniforme brillante, su fusil al hombro, su gorro con plumas, su apostura marcial, era el encanto de los niños que se paraban a mirar el escaparate de aquella tienda de juguetes. ¡Cómo presumía cuando el dependiente lo ponía sobre el mostrador, le daba cuerda y él comenzaba a marchar, muy tieso,
Un, dos... papa y arroz...
un, dos...
Su ilusión era ser comprado por algún niño, que alegre se divertiría viéndole desfilar. Llegó la noche de Reyes y Soldado Mecánico estaba emocionado y tembloroso, esperando ser comprado de un momento a otro. La tienda estaba llena de niños y de padres comprando juguetes. De pronto un niño de ojos azules, que venía con sus papás, se quedó mirándolo. Lo señaló con el dedito. Un dependiente lo cogió, le dió cuerda y él arrogante orgulloso, comenzó a marcar el paso
Un, dos... papa y arroz...
un, dos...
Algo metálico sonó dentro de Soldado Mecánico. Se detuvo y cayó. El dependiente lo levantó, le intentó dar cuerda, pero el juguete cayó de nuevo. “Se le ha roto la cuerda”, dijo el dependiente. El niño se alejó con sus padres y Soldado Mecánico fue arrojado a un rincón con otros juguetes rotos o viejos.
¡Qué pena para Soldado Mecánico! La noche avanzaba y no iba a gozar la alegría de que los niños jugasen con él. Lloraba el pobre juguete arrumbado en su rincón, solo. Los juguetes que quedaban, confiados en que algún niño los compraría, se burlaban de Soldado Mecánico. “¿No presumías tanto marcando el paso? ¿Porqué no desfilas ahora?”, chillaba zumbona la Muñeca que habla. “Los juguetes de cuerda han pasado de moda -decía Gato de Trapo- Ahora los niños prefieren los juguetes blandos como yo.”“Es que hay muchas clases de cuerdas -gritaba Automóvil de Lata- Mira tú como yo nunca dejo de estar de moda.”
Iba marchando la gente. Se iban llevando los últimos juguetes. La tienda se quedó vacía. Por la ventana entraba la Luna. Soldado Mecánico se ahogaba de pena. No podía soportar pasar la noche de Reyes triste y abandonado, sin verse rodeado de la risa y los gritos de los niños felices. Hizo un esfuerzo desesperado por levantarse, agarrándose a un triciclo roto y a un tragabolas partido. Logró ponerse de pie, intentó andar, y ¡oh, felicidad!, su cuerda funcionó, comenzó a mover las patitas, una, otra, y marcando el paso llegó al centro de la tienda solitario. Vió la luz de la Luna que entraba por la ventana, y trepando por unos cajones, escapó:
Un, dos... papa y arroz...
un, dos...
Calle abajo, a la luz de la luna, iba Soldado Mecánico, en busca de la alegría de los niños.¡Qué orgulloso y contento iba, con su brillante uniforme! No torcía ni a la izquierda ni a la derecha, marchaba de frente, decidido como un valiente soldado: “Andaré cuanto sea preciso, pero he de encontrar niños con quienes jugar y con quienes pasar feliz la noche de Reyes”, decía, y seguía calle abajo.
Un, dos... papa y arroz...
un, dos...
Al pasar por una cacharrería oyó suspirar, miró y vió un caballo de barro con patas de alambre.
Soldado Mecánico se cuadró, saludando, y dijo: “Me quedé solo y he salido en busca de niños con quienes jugar. ¿Quieres venir conmigo?”.
Sí, - dijo Caballo de Barro, al que le pasaba lo mismo.
Y Soldado Mecánico siguió marchando...

Un, dos... papa y arroz...
un, dos...

Y detrás Caballo de Barro, tambaleándose sobre sus patas de alambre.
Al pasar por una plaza oyeron llorar junto a una caseta de lona. Era un balón algo desollado, que, tampoco había tenido comprador. “¿Dónde vais tan tarde?”, preguntó haciendo pucheros Balón Desollado. Soldado Mecánico se cuadró, saludando y dijo: “Me quedé solo y he salido en busca de niños con quienes jugar. Caballo de Barro viene conmigo. ¿Quieres venir tú también?. Sí, dijo Balón Desollado secándose las lágrimas. Y Soldado Mecánico siguió marchando
Un, dos... papa y arroz...
un, dos...
Y Caballo de Barro y Balón Desollado iban detrás, calles arriba y calles abajo, decididos y contentos. Iban por una calle pobre, de casitas pequeñas. No se veían niños por ninguna parte, ¡Era tan tarde!. Oyeron ruido de latas, era una Locomotora, que nadie había comprado porque le faltaba una rueda. Soldado Mecánico se cuadró saludando, y dijo: “Me quedé solo y he salido en busca de niños con quienes jugar. Caballo de Barro y Balón Desollado vienen conmigo. ¿Quieres venir tu también?” Sí, dijo Locomotora sin Rueda, echando vapor de satisfacción. Y Soldado Mecánico siguió marchando
Un, dos... papa y arroz...
un, dos...
Y detrás Caballo de Barro balanceándose sobre sus patas de alambre, Balón Desollado bamboleándose y Locomotora sin Ruedas, pitando y resoplando, los ruidos de latas viejas. Comenzaban a ponerse tristes porque no encontraban niños. Estaban ya en las afueras de la ciudad. Habían marchado calles arriba y calles abajo, y ahora estaban perdidos. ¿Qué iba a ser de ellos?

Soldado Mecánico miró al cielo. Brillaba una estrella muy grande. “Querida estrella, -dijo Soldado Mecánico- nos hemos perdido. No encontramos niños con quienes jugar.” Algo maravilloso sucedió, la estrella comenzó a bajar, a bajar, trazando en el cielo un camino de luz. Soldado Mecánico y sus amigos siguieron en pos de aquella luz. Marcharon por calles y plazas
Un, dos... papa y arroz...
un, dos...
hasta que la luz se detuvo sobre una casita muy pobre, al lado de un camino.

En una ventana abierta había una vela encendida, y al lado una fila de zapatos y alpargatitas rotos y remendados. Soldado Mecánico no vaciló un momento, y decididamente trepó y entró por la ventana, marcando el paso,
Un, dos... papa y arroz...
un, dos...
Y detrás, valientes y contentos iban Caballo de Barro, Balón Desollado y Locomotora sin Rueda.
En aquella casa vivían cuatro niños pobres que no tenían juguetes. Uno cogió a Soldado Mecánico, otro cogió a Balón Desollado, otro cogió a Locomotora sin Rueda.

¡Qué alegres se pusieron los niños! ¡Qué felices fueron los juguetes! Y Soldado Mecánico fue el más feliz de todos. Ya tenía niños con quienes jugar.

Julio Castro Torres. "9 Cuentos de Julio".
Prisión de Burgos.
Navidad 1940

4ºESO-B-Diversificación.

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5 Comentarios:

Blogger Ana Echarri dijo...

Tiramos todo lo que está un pelín estropeado, ya no nos ponemos la ropa del año pasado; queremos el último disco, el último modelo de ordenador, móvil o lo que sea.

Siempre a la última, siempre pasando de lo viejo, siempre consumiendo cosas, tragándonos lo que nos echen si es de última generación.

Este maravilloso cuento fue escrito en 1940 y en la cárcel; ¡¡y ahora con nuestra panzita llena, ¿que cuento escribiríamos? "Los 3 cerditos de paseo en el Corte inglés"

12/14/2007 7:23 p. m.

 
Blogger Angela E. dijo...

La primera vez que leí estos cuentos me eché a llorar, qué ternura y qué humanidad, qué maravillosos maestros se perdieron. Yo los guardo como un tesoro. Publicarlos es un acto de justicia.

12/14/2007 7:48 p. m.

 
Anonymous Anónimo dijo...

Tuve la suerte, hace años, de conocer a Luis Alberto Quesada que también estuvo en el penal de Burgos. Hoy día sigue en Argentina. Y lo que más me sorprendió de su historia es ver cómo en el penal seguían con una ilusión tremenda publicandode periódicos, revistas, etc. Debieron ser personas admirables.También recuerdo haber leído una historia parecida de Pedro Garfias que lo primero que echó para llevarse en el barco que los sacaría de España fue la multicopista. Durante toda la travesía seguían publicando, incluso agendas culturales de los actos que iba a haber en el barco. Admirable.

12/16/2007 12:22 p. m.

 
Blogger jaroro70 dijo...

Estoy muy interesado en conseguir este libro de cuentos para regalarselo a mi hijo, pero no tengo forma de encontrarlo. He preguntado en librerías y no lo conocen y mirando por internet, solo hay referencia a este blog. Alguien podría ayudarme?

12/24/2007 9:08 a. m.

 
Blogger Rosa Mª Baena dijo...

Lo siento, es un libro que no se encuentra en las librerías. Fue publicado por la Consejería de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía en el año 2003. No creo que queden ejemplares por que la mayoría fueron distribuidos en la presentación del libro en Málaga.

1/28/2008 10:30 p. m.

 

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