¡Me llamo Belén y soy interina!

Si, de esas que viven con la casa en una maleta y 100 alumnos distintos en cada puerto. Esos que cada mes de Julio tienen que recoger los trocitos en los que se deshace de nuevo su vida para volver a pegarlos en otro rincón donde llegarán en Septiembre, si tienen suerte. Esos que cuando el mes de Junio toca a su fin, año tras año, recorren esos pasillos vacíos recordando la voz, la sonrisa o el llanto que ese año se llevarán de allí, sabiendo que todos los pasillos se parecen mucho pero que no habrá ninguno igual al que dejan atrás.

Un día alguien con acento sevillano y por teléfono me dijo: “mañana te espero aquí, tengo un trabajo para ti”. Al llegar me encontré con un instituto pequeñito pero con un alma muy grande. Mi primera vez iba a ser allí, mi primera clase, mi primera tutoría, mi primera sala de profesores, mis primeros encontronazos con alumnos, mis primeros chavales problemáticos… Como todo lo que se hace por primera vez, daba miedo pero también hacía mucha ilusión. Fueron 3 meses pero dejaron mucha huella. Aquellos alumnos de 4º a los que nunca olvidaré por la lata que daban y lo que aprendí con ellos, aunque yo no pudiese enseñarles mucho. Los alumnos de 3º de los que guardo hasta buenos amigos, (un beso muy fuerte a mi Fran Moya) y un 2º que hasta me daba miedo cuando entraba y del que después me fui llorando y sabiendo que nuestro trabajo puede ser el más gratificante del mundo cuando se hace rodeando de buena gente.

Dos años después, tras pasar un año estupendo en el Puerto de Santa María y con muy buena gente, volví a ser llamada a Sevilla. Otra vez lejos de mi casa y de mi gente. Me fui para allá, otra vez con la incertidumbre y la pena pero con la ilusión de ver como serían “los nuevos”. ¿Cómo iba a imaginarme que podría elegir otra vez “mi instituto”? Después de muchas idas y venidas a la delegación (muchas gracias José Carlos por todo) y un día duro, me iba a quedar todo el año. Todo un año para aprender y disfrutar con vosotros porque creo que habrá quedado claro, pero por si acaso, aquel instituto, ese al que yo llamo “mi insti”, es el vuestro, vuestro azahar.

De aquel tiempo, los recuerdos son constantes: Los chicos y chicas de mi tutoría, (y sus madres que casi me adoptaron), ese 2º A donde nunca se aburría una, el 4º, la estadística, los compañeros (Perdonad si destaco en este punto a alguien: Luis Aguilera, ¡cuánto aprendí de ti!, ¡como te echo de menos en las reuniones de departamento! Siempre me falta esa voz nerviosa e inquieta, buscando soluciones rápidas y prácticas para los problemas de los únicos que deberían importarnos, los alumnos).

El pasado Viernes, (en la Feria de las Ciencias), volvimos a vernos. Por un momento, ese puente que da acceso al recinto de la feria me transportó de golpe dos años atrás y me encontré perdida en el tiempo y sin querer volver. El reencuentro con aquellos chicos y chicas que fueron parte de mi familia durante todo ese curso, los compañeros que los acompañaban a los que debo una disculpa porque no pude, entre tanta emoción, dirigirme a ellos como debía, (¡Os prometo que sigo acordándome de vosotros con muchísimo cariño!), y, en definitiva, aquel instante en el que volví a sentir que este ir y venir sin sentido, a veces te muestra su mejor cara y te recuerda cual es el motivo por el que este trabajo es tu razón de ser, me ha impulsado a mandaros este escrito porque desde hace mucho tiempo me siento en la obligación de ponerme en contacto con vosotros.

Por cierto, muy bien esas páginas del instituto en las que, los que ya no podemos estar por allí, nos ponemos al día en vuestras cosas (aunque es bien difícil porque no paráis) y que me van a dar la oportunidad de hablar con vosotros de algún modo (quien me iba a decir a mi, que iba a alabar esto de internet, ¿verdad Ana?..).


No llevo demasiados años, ni demasiados institutos recorridos pero si se que “EL AZAHAR” será siempre mi ejemplo y mi escuela.

Muchos recuerdos y un beso para todos y ¡que no se me olvide!, recuerdos de Pedro que os echa de menos tanto como yo.

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Correo envíado por nuestra antigua compañera Belén Vázquez Lupión para ser publicado en esta bitácora.

Un abrazo muy grande para ti y para Pedro de todo vuestro azahar.