sábado, junio 23, 2007

Alcestis XIV: el fin

ADMETO:
Tú me desprecias por lo que te hice. Por favor, perdóname. He sufrido mucho con tu pérdida. No sabía, de verdad, cuánto te quería.

ALCESTIS:
No siento desprecio. No siento odio ni rencor. A decir verdad, no siento nada. No puedo volver a vivir contigo, Admeto. Permíteme que lleve conmigo a mis hijos de vuelta a mi hogar de Yolcos.
(Admeto se arrodilla ante ella y se agarra a su manto suplicando, pero ella lo retira con suavidad y se aleja, con sus hijos de la mano)

ADMETO:
Te lo ruego, no me abandones. Te llevas mi vida.

ALCESTIS:
Curioso que digas eso.

ADMETO:
¿Qué haré ahora? ¿Qué he de hacer, Heracles, amigo mío?

HERACLES:
Los dioses tienen a veces extrañas formas de concluir nuestros conflictos. Pues no debes dudar ni un momento de que ellos son los que nos manejan. Nada te queda ya sino la resignación. Es la única salida que puedes afrontar con dignidad.

ADMETO:
Todavía puedo morir. Ella está viva y hoy es el día fijado por el destino.

HERACLES:
Cierto, todavía puedes.

ADMETO:
Si pudiera recibir una señal..

HERACLES:
No quiero atormentarte. Ahora eres el más lastimoso de los seres: un hombre solo. Yo también lo soy, no vamos a engañarnos. Pero yo tengo un camino, poderosas fuerzas superiores a mí me instan a seguirlo. Y ese camino tiene un final que espero me resarza de todo el sufrimiento. No quiero parecer mejor que tú, tan solo expresarte mi compasión. Tú debes decidir por ti mismo. Ningún final va a ser bueno. Puedes morir, puedes seguir viviendo. A mí no me parece una cosa mejor que otra.

ADMETO:
Yo carezco de tu valor.

HERACLES:
No se trata de valor, de ninguna manera. Yo sé lo que hay detrás de ese túnel oscuro que es la muerte. Hay algo peor que la muerte: la soledad absoluta. Los héroes todos estamos condenados a ella. Tú ya estás solo. Elige. Da igual el pacto que hayas hecho con un dios. El poder decidir tu destino es lo único que te queda.