domingo, abril 22, 2007

Alcestis XI: La espera


ADMETO

Padre, ¿qué he hecho mal esta vez? ¿tan fuera de razón han estado mis palabras?

FERES

Solo puedo celebrar en estas circunstancias que vuelvas a dirigirte a mí sin ira. Pues los padres nunca dejan de querer a sus hijos. En lo demás no puedo estar contigo. Solo espero que Heracles consiga su propósito y devuelva a este palacio a la mejor de las reinas.

ADMETO

Aunque pierdas a tu hijo...

FERES

Si has de morir, morirás, se pregunte o no a Apolo. Si esa desgracia sucediera, con más razón querría tener junto a mí una nuera que sé que va a cuidar de mi vejez, con más razón necesitarán tus hijos una madre.

ADMETO

Veo que no te importa el que yo muera, mientras no te quedes solo. ¿A mí me llamas egoísta?

FERES

Sí, a ti te lo llamo. Tu esposa no necesitó compañía para marchar a los infiernos. Tú parece que incluso allí necesitas servidumbre. ¿No sabes acaso que en aquella región no existen los afectos, que una sombra no siente?

CORO

El dolor es una espada aguda.

En nada purifica.

En nada ayuda.

El dolor separa a los padres y a los hijos, a la mujer y al marido.

El dolor es causa de locura.

No atormentes más, Feres, a tu hijo.

CORIFEO

Heracles ha partido hacia el más arriesgado de los viajes. Admirable es el carácter del héroe. Por encima está de los humanos por su valor y por sus sufrimientos. Sabe que aún le espera una suerte inacabable de trabajos. No será feliz su vida, señalado como está por la ira de una diosa. Pero de todas sus hazañas quizá resulte esta la más celebrada, si la corona con éxito.

CORIFEO

No se tolera de un mortal que cruce la laguna. Puede burlar a Cerbero, pero las vacías cuencas de Caronte no son fáciles de engañar. Al otro lado, Hades y Perséfone. Allí permanece aún, sin morir en realidad, Piritoo, el amigo de Teseo. Y el propio Teseo estaría allí, de no ser por la intercesión de su padre, el rey de los océanos.

CORO

Los dioses protegen a sus hijos. No permitirá Zeus que Heracles quede atrapado entre las sombras. Sin duda le aguarda un destino brillante, tan desafortunado ha sido su paso por la tierra.

ADMETO

No sé ya cuál será el destino que me aguarda, sin esposa, sin padres, sin amigos.

FERES

Yo no dudo de Heracles. Te la traerá de vuelta.

ADMETO

Ojalá sea así como dices. Por lo menos podré verla otra vez antes de morir.

FERES

La autocompasión es tu dominio, te mueves por ella como pez en el agua. Mira, no sé si vas a morir, hijo mío. Pero procura no lamentarte tanto cuando ella vuelva. Se acercan dos hombres por el camino. Atiende. Pueden saber algo nuevo.

(Aparecen el corifeo y el sirviente)

ADMETO

¿Habéis visto volver a Heracles? O, por lo menos, ¿tenéis noticias de su vuelta?

CORIFEO

Sabemos que hay personas que lo han visto bordear el cabo Ténaro. Volvía acompañado, pero ella iba cubierta de la cabeza a los pies y ocultaba su rostro.

ADMETO

Era una mujer, entonces.

CORIFEO

Una mujer o la sombra de una mujer, en todo caso. Sabemos que partió en busca de Alcestis. Lo sabe todo el mundo. Él mismo lo juró ante todos. Juró arrancarla de los brazos de la muerte. Nunca hemos visto más valor en un hombre. Solo que su mirada daba miedo.

SIRVIENTE

Tiemblo yo con pensar en los ojos sin blanco ni iris de Cerbero... Dicen que no hace daño a los muertos, aun a pesar de su aspecto fiero. Pero ¿a los vivos? Y me estremezco imaginando los descarnados brazos de Caronte sujetando el remo. ¿Habrá cruzado la laguna? ¿O el mismo Hades salió a su encuentro? ¿Qué palabras cruzarían? No es Heracles de los que suplican, de los que negocian. Le habrá hablado como hijo de Zeus que es, sin inclinar la cabeza.

CORIFEO

Si ha cedido ante él el rey de las sombras, no será a cambio de nada.

ADMETO

Tendrá mi vida a cambio, ese trato lo aceptaría sin duda. Creo que ya está todo claro. Voy a pasar mis últimas horas con mis hijos, antes de que ella llegue. Avisadme. Estaré dentro. (mutis)

Ojalá ella me hubiera llevado hacia la sombra, ojalá atado a su peplo hubiera cruzado ese temible abismo...