Un recuerdo de Gabriel

En al año 1994, cuando Gabriel todavía estudiaba en nuestro centro, participamos en una actividad del Ayuntamiento sobre el Canal de los Presos: el Canal del Bajo Guadalquivir construido en la posguerra utilizando presos republicanos como mano de obra.
El 19 de abril hicimos una visita a los Merinales, donde estuvieron los barracones del campo de trabajo.
A vuela pluma Gabriel escribió este poema y lo leyó allí mismo.

Presos sin cárcel, personas sin destino,
hombres de paz que a los hombres
luz de libertad quisieron darles,
pero que en vez de luz recibieron castigo.
Fueron guías a quienes se les cortó el camino,
puras promesas cosidas en retales
que no buscan la gloria de otros generales,
pues sólo desean no quedar en el olvido.
No es agua lo que entre orillas fluye,
sino sangre, sudor y lágrimas de vencidos.
No es rumor lo que en su cauce se oye,
sino una larga lista de nombres perdidos.

Este poema se leyó despues, cuando se presentó el libro sobre el Canal en el Alcázar, a muchos de los presos supervivientes y a sus familias se les saltaron las lágrimas.
Es un orgullo haberle tenido en nuestro instituto.