El IES Azahar estuvo en la Moncloa

Ya estamos de vuelta. Durante poco más de veinticuatro horas hemos estado como en un mundo paralelo, donde hemos tenido intensas experiencias que no se olvidarán (primer AVE, primera visita a Madrid, primera salida de Andalucía, y probablemente la única visita al Palacio de la Moncloa para compartir una hora con la Vicepresidenta del Gobierno de España, Mª Teresa Fernández de la Vega). Pero lo más importante ha sido el tiempo compartido de personas que apuestan por la creatividad, por la justicia, por la solidaridad, por la esperanza de un mundo mejor. Personas de distintas comunidades Galicia, País Vasco, Aragón, Cataluña, Valencia, Murcia, Madrid y Andalucía; de distintas edades, desde los once años hasta adultas de cincuenta y pocos; chicas y chicos, profesoras y voluntarias (no había ningún adulto hombre: según las estadísticas, “la solidaridad es fundamentalmente femenina”, y esto era una prueba de ello).

Y a pesar de la diferencia de edad, de las horas de preparación y elaboración de conclusiones (terminamos pasadas las doce y media de la noche), de las lenguas y culturas diferentes de las personas allí presentes, el proyecto común nos unía. Las dificultades se resolvieron con una fluidez, con una naturalidad sólo posible gracias a que todas las personas nos habíamos contagiado de la fuerza colectiva generada a través del programa “Conectando mundos”, de Intermón Oxfam.

Luego en la Moncloa todo salió a la perfección y el carisma de la Vicepresidenta, su cercanía, sensibilidad y compromiso personal por los temas que nos llevaron allí (luchar contra la pobreza a través de la mejora de la educación, de la salud, del acceso al agua y a una vivienda digna) nos reafirmó en la necesidad de este tipo de trabajo en las aulas para seguir recordándoles a los políticos la compleja existencia de otros mundos y la necesidad de implicarse en ellos.

Por hoy ya es suficiente, ahora tenemos que reposar, ordenar y analizar todo lo vivido en tan corto espacio de tiempo. En los próximos día iremos incorporando más detalles de la experiencia.

Lástima que, al volver al instituto, esa conexión desaparezca y el peso de la rutina nos arrastre. Tenemos que seguir trabajando en establecer y fortalecer esas conexiones.