Los móviles y la violencia

La noticia de la condena a diez menores de un instituto de nuestra ciudad nos ha dejado perplejos. El pasado viernes, día 10, en la hora de tutoría comentábamos cómo la difusión de imágenes violentas a través del móvil y de la red terminarían siendo motivo en poco tiempo del procesamiento de algunos jóvenes. Todos los alumnos coincidían en que esas imágenes son cada vez más numerosas y "más crueles". Concluíamos el debate con el convencimiento de que, tal como iban sucediendo los acontecimientos, se terminará estableciendo una normativa más específica sobre la tenencia de móviles en los centros escolares y, con el tiempo, se legislará de manera especial y con la sernidad que ello exige, sobre estas nuevas conductas de los jóvenes que sólo hacen incitar a la violencia y hacer apología de ella.

Tras esa sesión de tutoría, ese mismo viernes, por la tarde, publicaba en este blog el artículo POR LA PAZ que -por desgracia- cobra actualidad. Han pasado sólo cinco días desde esa sesión en que preveíamos el posible precesamiento por estas causas...¡qué triste y ágil premonición la nuestra!

Respecto al caso de los diez menores sentenciados a trabajos sociales en centros con personas con síndrome de Down, lo que verdaderamente considero ejemplar no es la sentencia en sí, que es interesante y se puede ajustar a derecho, sino el gesto de la madre que denuncia a su hijo. Es un gesto de verdadero coraje, el de una persona comprometida tan seriamente con la no-violencia que es capaz de denunciar a su propio hijo. Desde estas lìneas quiero rendir mi sincero homenaje a esa madre, mostrarle mi apoyo y agradecerle con total rotundidad su gesto, su compromiso.

¿Cuántos padres actuaríamos así ante un caso similar?

Su ejemplo debiera ser noticia en los informativos y ocupar un tiempo en los espacios televisivos, con el tratamiento adecuado, sin morbo, para que todos los padres tomáramos conciencia de la enorme importancia que tienen nuestros actos, nuestra permisividad, en la educación de nuestros hijos.

Recuerdo de nuevo la petición que hacía en el otro artículo: borrad ese tipo de imágenes de vuestros móviles (ya véis lo que pasa), no colaboréis en su difusión y, por favor, ni visualicéis las de otros ni os burléis de ellas. Os recuerdo que así es como se ayuda a construir una sociedad más justa y pacífica, con esos pequeños-grandes gestos individuales. Gracias.